Me empapo de ti
en cada uno de los rincones
de mi imaginación,
todas y cada una
de las facciones de tu rostro
dejando fluir la sutileza
del sentimiento que me gobierna
en las horas de la noche
mientras el eco del silencio se escucha.
Y sentí que la vida soltaba mi mano, como un susurro roto, un eco lejano. Las horas se enredaban en mi pecho, y el aire pesaba más que el si...
La noche se llena de sombras, y el silencio de voces. La memoria tiene estas cosas: nos deja lo que el corazón añora.
ResponderEliminarEs curioso cómo tus letras me hacen escarbar en mis emociones. Y surge la noche sin remedio...
Me encanta lo que dices y cómo lo dices: la belleza del sentimiento y la belleza de su expresión.
Un abrazo enorme, Ani!!! Se te añora...